domingo, 14 de octubre de 2012

IV Belorado 2500

Hoy se celebraba la IV Belorado 2500. Una prueba de Mountain Bike englobada en el II Circuito Provincial de Burgos. Era ya la undécima prueba del circuito que está a punto de terminar dentro de quince días en Covarrubias.


El número de inscritos superaba por poco los 160 participantes, una cifra no excesivamente alta pero notable. De esos 160, el equipo TecniSport eramos el más numeroso con 24 integrantes, muchos de los cuales nos juntamos en la puerta de la tienda para montar las bicis en la furgoneta como suele ser habitual.

A las 08:30 de la mañana llegábamos a Belorado con muchas dudas sobre el tiempo que nos iba a hacer durante la marcha. La probabilidad de lluvia era muy alta, y en la capital no cesaba de llover. Al llegar allí, el cielo daba la impresión de que nos daría una tregua para que pudiéramos disfrutar de la ruta. Y así fue, ya que no nos llovió en ningún momento, aunque en determinadas zonas, el fuerte viento era el gran impedimento. Un servidor incluso se atrevió a ir con la equipación corta y, la verdad, no llegue a pasar frío en ningún momento, con una temperatura que rondo los 10 grados durante toda la mañana.

Un café en el bar de la plaza, terminar de coger todos los enseres y, con todo listo, a ponernos en la "parrilla de salida". Tres minutos pasaban de las 09:30 cuando iniciamos la marcha, y primer fallo en la señalización nada más salir de la plaza que causó cierta inseguridad. Rodamos muy agrupados durante los primeros 6-7 kilómetros hasta que el propio terreno fue estirando el pelotón. Muchos golpes de viento, bastante peligrosos al ir tan juntos todos en estos primeros compases mientras nos dirigíamos hacia Garganchón.


Aquí volveríamos a encontrarnos un error en la colocación de las cintas para marcar el recorrido. En el mismo pueblo, un giro a derechas nos generó dudas sobre que camino tomar. A la salida de Garganchón aparecía el primer escollo importante, y quizás el más complejo y técnico de la ruta. Dos kilómetros de dura ascensión por un camino con mucha piedra suelta y pendientes que llegaban al 24%. Un breve descanso, desembocaría en otro kilómetro muy similar para ya coronar, llegando a la cota más alta del día con 1.204 metros de altitud, y con unas vistas espectaculares.

El camino descendía lentamente hacia el avituallamiento colocado en el km 20. En este tramo de bosque aparecían los primeros grandes charcos aislados y, salvo algunos, fáciles de esquivar, pero alguno no quedaba más remedio y empezábamos a embarrar la bici. Un terreno cómodo  pero muy falto de señales (3 kms sin una sola cinta colgada), que te hacia dudar si realmente ibas por el camino correcto. En el avituallamiento se escogía entre la ruta larga y la corta.

Nos íbamos dirigiendo hacia la presa de Alba, para bajar a Villafranca por un sendero muy cerrado y rápido. Para cuando aparecían las primeras casas del pueblo, nos presentábamos encima del segundo y prematuro avituallamiento solo líquido, para girar a la derecha. Un camino amplio empezaba a subir lentamente durante los siguientes cuatro kilómetros. Entonces fue cuando mi aventura daba un giro inesperado.

Terminando de subir, en el km 30, comencé a escuchar un ruido proveniente de mi neumático trasero. Algo rozaba y no conseguía ver de que se trataba. Unos metros más y el ruido iba a más. Paré a inspeccionar y descubrí el problema. A mi cubierta trasera le habían aparecido dos huevos inmensos. Aún no logro explicarme el motivo exacto, pero ahí estaban, impidiendo mover la bici y, mucho menos montarla. A los pocos segundos, el reventón fue espectacular. En ese momento, mi única esperanza era que en el km 31, donde la ruta corta volvía a unirse al recorrido, hubiera un coche escoba o gente para poder volver para el pueblo. Pero allí no había absolutamente nadie, así como en el resto del trayecto hasta el pueblo.

En un primer momento comencé a caminar a buen ritmo, pero las bajadas empezaban a ser peligrosas para ir despacio mientras me adelantaban, así que tras cerca de 45 minutos caminando para hacer sobre 4-5 kms, decidí montarme en la bicicleta, meter desarrollo, y llegar al pueblo como fuera, si o si. 10 kms encima de la bici pedaleando en plato grande casi todo el rato para poder estar de pie y no poner mucho peso sobre la rueda averiada. Algún susto, cubierta practicamente destalonada, esquivando la mayoría de las piedras que veía,...

Por fin aparecía Belorado. Terreno favorable y a rodar entre 25 y 30 km/h con la cubierta totalmente destrozada. Otra vez más, volvía a realizar el mismo hito que Abraham Olano en el Campeonato del Mundo del '95 en Colombia entrando por meta con la rueda en el suelo, al igual que ya me pasaría en la marcha de Santo Domingo de Silos, pero aquella vez fueron 4 o 5 kms, y todos llanos.

En la línea de meta, ya estaban esperándome algunos de los compañeros, cerveza en mano. El Top 15 lo tenía al alcance de la mano, pero hoy no pudo ser y hubo que conformarse con el 108º.


En resumidas cuentas, una ruta muy bonita sin llegar a ser excesivamente dura en la que, a mi parecer, ha habido dos grandes fallos. Uno de ellos, y el más importante, la señalización de ciertos cruces, falta de avisos en las bajadas peligrosas y tramos muy largos en los que no veías ninguna cinta que te creaba cierta confusión. Y otro no menos importante fue el tema del lunch posterior a la marcha. Muy escaso y temprano cuando la gente aún se estaba duchando e incluso terminando la ruta ya no quedaba absolutamente nada y, habiendo pagado todos lo mismo por participar, me parece muy mal que se terminara tan pronto la comida, y muchos no llegáramos ni a verla, así que no hablemos de catarla.

Por último, os dejo los resultados de la prueba y la ruta grabada con el móvil: